Y la pregunta es: ¿dónde está ese lugar donde encontrarnos? Quizás no se trate de un lugar, sino de prestarse y acudir a la cita con uno mismo. ME ENCUENTRO gira en torno a la búsqueda para que ésto suceda, nos hace reflexionar sobre el valor que podemos tener para afrontar una situación adversa y a su vez, salir fortalecido gracias a actitudes tan necesarias en estos tiempos, como la resiliencia, y nos sumerge en un imaginario cotidiano lleno de movimientos, imágenes y sentimientos que podrían sucederle a cualquiera, un día cualquiera, en un espacio cerrado y a solas: confusión, locura, nostalgia, dolor, resistencia, coraje.

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En ese espacio conviven una persiana-telón que sube y baja; un baúl que cruje; una ventana que no se puede abrir y una cuerda donde agarrarse. Todos ellos tienen una única voz: hay que hacer cosas, hay que seguir, aguanta, respira, sube despacio, sigue.

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Entre bulerías y otros palos flamencos como la Seguiriya, se entremezclan texturas de diferentes lenguajes sonoros, siempre con el acento puesto en la experimentación y en todo lo que viene siendo canela en rama de instrumentos de percusión y matices rítmicos. La coreografía original se pierde una vez que entra la cámara en acción, en la postproducción de la obra, y se desdibuja para encontrarse de nuevo en una especie de morir para nacer de nuevo. La cámara danza en sí misma y es, en este diálogo entre danza, flamenco, percusiones y audiovisuales, desde donde se alimenta y crece este ME ENCUENTRO. Con las artes también hay que saber encontrarse y dejarse llevar en el camino.